28 de abril de 2016

House Of Card y las mandalas...

¿Eres de los cientos de miles de espectadores que estamos picados con esta serie? Si ya estás en la tercera temporada, tal vez ya viste el capítulo donde salen los monjes tibetanos. No te preocupes si no, este post no tiene ningún spoiler (descuida). No te voy a contar nada sobre la serie que te arruine el suspenso.

House of Cards trata sobre la política norteamericana y las ambiciones de un matrimonio, que por cierto decide no tener hijos para dar prioridad a su carrera. Sigue su trayectoria desde que el esposo es senador hasta que es presidente de Estados Unidos.

Ya siendo presidente, que es lo que pasa durante esta tercera temporada, un grupo de monjes tibetanos es invitado como artistas residentes a la Casa Blanca. Esta pequeña trama tiene muy poco que ver con la historia principal, pero funciona como una meta conciencia para los personajes y a mi me puso a pensar.

Durante el capítulo los monjes hacen un mandala. Es una figura del budismo y el hinduismo que representa al universo, tanto exterior como interior. Para hacerla, los monjes utilizan arena muy fina que está pintada de diferentes colores.

Crearla es todo un ritual y toma mucho tiempo. Primero se delinean las figuras, después se coloca poco a poco la arena, con unos cilindros de metal especiales y que se van golpeando suavemente para dejar caer la arena poco a poco y con mucha precisión. A lo largo de todo el proceso, los monjes meditan y cantan mantras o frases, palabras o sonidos que tienen un efecto espiritual.

Crear un mandala, y especialmente el que hacen estos personajes, es una labor muy amorosa, metódica, que no se puede acelerar. Es un trabajo detallado y minucioso. Es, sobre todo, una oración activa, una forma de entender nuestro lugar en el cosmos, de conectar con lo espiritual y sagrado.

Con lo divino, si nuestras creencias así lo consideran. Es una actividad que se puede hacer sin importar la religión o las convicciones de cada quien. Al hacerla, el cerebro encuentra calma. Muchos terapeutas lo recomiendan como una forma de reducir la ansiedad y el estrés, de afinar nuestra capacidad de auto observación y de enfocarnos.

Durante el capítulo de House of Cards, mientras el mundo de la política estadounidense es agitado, caótico y complicado, los monjes crean su mandala. Escena tras escena vemos a los protagonistas correr, enfrentarse a crisis, manipular. Y los monjes, cantan y suavemente colocan arena donde debe de ir. Lo que los budistas hacen es de una belleza impresionante.

Finalmente, una vez terminada y bajo un ritual profundamente espiritual y solmene, la mandala se deshace. ¡¿Qué qué?!(Tampoco lo pude creer O.O), el objetivo de hacer un mandala es sobre todo meditar sobre la impermanencia. Sobre el desapego. Lo que hacemos en este mundo, a pesar del profundo amor que le entreguemos, es impermanente. Nada es eterno. Todo cambia con el tiempo, todo evoluciona y se modifica. Nada nos pertenece, no estamos en este mundo para acumular ni para aferrarnos a nada ni a nadie. Lo que somos como seres humanos no depende de las etiquetas ni las definiciones que usamos cada día para entendernos a nosotros mismos o a nuestro lugar en el mundo. 

Somos seres cuya naturaleza está en el fluir, cambiar, adaptarnos, amar, soltar y volver amar profundamente. Al dejar ir, como los monjes tibetanos hacen, el trabajo y el empeño de años de ser mejores personas, las ganas de hacerlo lo mejor posible, encontramos un significado profundo de amor y devoción. Somos parte de un todo mucho más amoroso y sabio que nosotros mismos y a ese todo entreguemos nuestra crianza, nuestro empeño por ser los mejores hijos (as), amigos (as), esposos(as), enamorados(as), etc.

Tomemos el ser "persona" - "humanos" como el estar creando el más hermoso mandala. Pongamos todo nuestro empeño, elijamos los mejores colores, los patrones más armoniosos y significativos. Año tras año, día tras día, pongamos arena suavemente en el mandala. Y un día llegará en que sabremos que es momento de juntar toda la arena, deshacer el patrón y regarla en un río. Es el día en que nosotros cambiamos y decidimos ser distintos, tal ves dejar algún carácter, un defecto o algo que mas amamos y debemos ser responsables de crear nuestro propio camino solos o unidos, nuestro propio mandala. Sin personas que no nos ensombrezcan y llenen de odio nuestra alma o de rencor. 

 El nuestro no debe permanecer, si no irse al viento y al agua, como hacen con su mandala los monjes de House of Cards. Porque cada vez que tiramos al viento nos renovamos, fijamos bien nuestros sueños, metas, anhelos, todo.

Que no nos aturda algún villano de de House Of Card (creo que todos son) que muchas veces es el pasado que aflora y nos hace ser orgullosos o vengativos. Tendemos al viento...

20 de abril de 2016

FRIDAY I'M IN LOVE


No me importa si el lunes está azul,
El martes gris y el miércoles también.
El jueves, no me importas.
Es viernes, estoy enamorada.
El lunes, puedes estar extenuado.
El martes, el miércoles, decepcionarme.
El jueves ni siquiera comienza.
Es viernes, estoy enamorada.

El sábado, espera...
Y el domingo siempre llega demasiado tarde,
Pero el viernes nunca vaciles...

No me importa si el lunes es negro,
El martes y el miércoles, un ataque al corazón.
El jueves, nunca miro hacia atrás.
Es viernes, estoy enamorada.

El lunes, puedes sostenerte la cabeza.
El martes y el miércoles, quedarte en la cama.
O el jueves, mejor mirar las paredes.

El sábado, espera,
Y el domingo siempre llega demasiado tarde,
Pero el viernes nunca vaciles...

Muy bien vestida,
Es una maravillosa sorpresa
Ver tus zapatos y tu espíritu alzarse,
Sacando tu enojo,
Y simplemente sonriendo al sonido,
Y llanamente como un chillido,
Dar vueltas y vueltas.
Siempre da un gran mordisco,
Es una vista tan maravillosa

Verte comer en el medio de la noche.
Nunca puedes obtener suficiente,
Suficiente de esto.
Es viernes y...  Estoy enamorada.